1/6/08

Caminant damunt d'una mar de boira


CAMINANT DAMUNT UN MAR DE BOIRA Caspar David Friedrich 1818

I he arribat fins aquí, i encara no ho puc creure. Tantes vegades mirava aquests cims envoltats de núvols, inabastables per a mi, i sempre pensava que no seria capaç de coronar-ne cap ni un. I avui estic aquí, amb l'esperit humil, d'un triomfador que encara no s'hi sent.

Un nova proposta de Relats Conjunts

6 comentaris:

Anònim ha dit...

Doncs sembla no eren tan inabastables, no hi ha res com proposar-ho! Benvinguda als RCs!!

Jordi Casanovas ha dit...

i ara en voldrà coronar un altre?

Sergi ha dit...

No s'ha de perdre l'esperança. M'agrada aquest missatge tan positiu, i el toc d'humilitat final.

Pep ... però posa-li Angu, també ha dit...

Saps que els triumfadors són els que s'aixequen després d'una derrota, oi?

Un fort petó

Establo Pegaso ha dit...

He visto tu comentario en el blog. Estos días hemos estado todos muy tristes, y hoy según me he levantado, aunque la tristeza continúa, ya comienzo a ver las cosas de otra forma. Dieguín era el hijo de una de mis mejores amigas, que tenía una enfermedad de estas raras (en España era el único) que en sus 16 años de vida fue pasando por todo tipo de limitaciones, que a la mayoría nos hubieran dejado kao y que a él no le impidieron seguir haciendo lo que le gustaba. Era impresionante, mientras pudo, verle en el parque subir despacito al tobogán y jugar como los demás niños. Pero su pasión era el agua y si además había arena, ya era el acabose. Era de León, y cuando venía a Mallorca quería pasarse todo el día en la playa. En el agua era el rey porque podía hacer muchos movimientos que fuera eran imposibles, sobre todo en los últimos tiempos. Pero lo más impresionante era su capacidad de transmitir amor y buen rollo por donde quiera que pasara. Desactivaba cualquier situación tensa con una maestría, una gracia y una originalidad que siempre nos dejaba boquiabiertos, pues como esa que cuentan en el blog de darle la moneda al policía en vez de al mimo. Por cierto, los mimos le encantaban, y se quedaba fascinado con muchas cosas que la gran mayoría de la gente no da ninguna importancia, las miraba, las tocaba con una delicadeza. Yo, personalmente aprendí mucho con él, a mi me enseñó cómo se abrazaba porque te cogía, te achuchaba con toda delicadeza, te miraba a los ojos y te daba unos besos y cuando ya te había dejado sin palabras te hacía reír. No sabes lo que era.
Todos los que le conocían le adoraban, porque la primera impresión que la gente tenía de él eran sus limitaciones, su cuerpecito tan frágil, pero en cuanto se reía y le veías actuar empezabas a cuestionarte muchas cosas sobre ti misma y lo importante y no importante de la vida. Me ha gustado compartir la historia de Diego contigo porque creo que él podría muy bien ser el rey de les coses petites.
Te transmito un abrazo de los que él daba.

Cosespetites ha dit...

Gracias Elena. Seguro que era una persona muy especial; el mundo de les coses petites fué especialmente diseñado para que lo fuera habitado por personas como él.